Restaurante Bonestar (III) - Sitges

No es que tenga ningún acuerdo con este Restaurante, ni mucho menos, pero la verdad es que vamos bastante a menudo, y siempre comemos muy bien. Es mi preferido de Sitges y realmente lo recomiendo: en cuanto a comida, en cuanto a personal y en cuanto a ambiente. 

Creo que esta es mi quinta o sexta visita ya, pero en el blog os he hablado de él en otras dos ocasiones: Aquí y Aquí, por si queréis ver la diferencia o los otros platos.

Me di cuenta de que nunca os lo había enseñado como tal.

Por fuera es blanco y tiene doble puerta para entrar, también un expositor muy bonito

con el menú y la carta.

La zona de la entrada, a mano izquierda.

Unas mesas alineadas con una especie de estanterías cuadradas.. que tienen sofá,

y en el otro lado unas pocas mesas.

Detrás, a mano derecha de la foto, hay una pequeña barra con la caja,

a su lado los lavabos, y en el otro lado las puertas de la cocina.

Esta es la otra zona del restaurante, entrando a mano derecha.

Es un comedor al mismo nivel, con diversas mesas, y predomina el blanco y los marrones.

Es como muy equilibrado.

Hay más de un cuadro, pero éste del propio Sitges me gustó mucho..

al fondo de la foto se ve perfectamente la barra.

Allí coban y se hacen los cafés, pero no he visto nunca a nadie sentado.

Las mesas y el mobiliario me encantan...

al fondo se ve la estantería cuadrada que os decía, ese otro comedor está un poco más alto.

Pero es el mismo ambiente

No tiene una gran capacidad, y siempre está lleno.

Los menús de diario, a 10 euros, suelen ser sencillos...

luego en la carta tenemos uno superior a 14, y luego la carta.

Se nota la diferencia, sobre todo en el tipo de platos y en la cantidad,

pero vale la pena comer de menú.

Antes de nada, te traen las bebidas y el pan, que en nuestro caso se les olvidó.

Son unos panecillos en forma de rombo acabados de hacer,

muy pero que muy ricos! y también las olivitas, que estaban de muerte!

*Como curiosidad personal, me encantan los vasos.

De primero yo elegí los macarrones con chorizo y tomate.

Tengo un comentario agridulce que hacer de este plato.

La cantidad estaba bien, los macarrones estaban en su punto, lo que es de agradecer,

y el queso estaba muy rico pero prefiero que me lo traigan en un cuenquito 

y yo decidir la cantidad o cuando echarlo.

A mejorar: la salsa de tomate era demasiado dulce y fina, me recordaba

demasiado al tomate solis, y no me gusta ese tomate.

He comido lo suficiente en este restaurante para saber qué cocina hacen

y no me gustó nada esa salsa. 

Además, el chorizo brillaba por su ausencia. 

Es cierto que si añades demasiado mata el plato, pero es que apenas encontré trocitos

entre ese tomate dulce y soso que me pusieron.

Me los comí y estaban buenos en cojunto, pero me esperaba mucho más.

Con la sopa de mi madre pasó algo parecido.

Mi madre dice que el supuesto ave se lo echaron a otro puchero,

porque aunque llevaba trozos de pollo, el caldo era completamente insípido,

además de ser realmente soso.

Una vez rectificado de sal, el plato no mejoró mucho,

y mi madre se quedó con la misma cara que yo con los macarrones.

Los segundos, en cambio, fueron otra cosa. 

Las costillas de cerdo al horno... impresionantes.

La única queja que tengo es que quizá yo me habría comido una más,

pero bueno, teniendo en cuenta que era menú a 10 euros lo comprendo.

La carne estaba jugosa, al punto, con un sabor buenísimo...

y las patatas al horno estaban casi demasiado bien hechas,

una delicia!

Y el pescado de mi madre, además de ser enorme...

estaba muy, muy rico.

En el punto perfecto, con esa salsita de verduras, olía maravillosamente bien,

fue un plato de 10.

Con los postres, hubo una de cal y otra de arena.

El helado de yogur de mi madre era una obra de arte.

Cremoso, con el toque de acidez justo, intenso y con un sabor impresionante.

Mientras que mi tarta de queso...

si era casera, en nada se parecía a la maravilla que probé en otra ocasión.

Esta sabía a tarta comprada, con ese especie de polvo que sientes

cuando muerdes... y con toque insípido, no sabía ni a queso, ni a nata, ni a dulce.

No me gustó y no me la terminé.

El café de cafetera, muy rico.

Pese a la decepción con los primeros y mi postre... sigue siendo un restaurante que me gusta mucho. Creo que se podría decir, sin faltar a la verdad, que sus platos son mucho más increíbles en carta que en el menú, y que pecan como muchos otros grandes restaurantes, de ofrecer un menú diario muy asequible... bajando demasiado la calidad de los platos que ofertan, lo que afecta negativamente a su imagen.

Si yo hubiera ido la primera vez a comer de menú a 10 euros, seguramente no habría vuelto. No hay nada en este menú, por muy buenos que estuvieran los segundos, que haga que salte de mi silla, al menos no comparado con otros menús por ese precio que he comido. Mientras que algunos de sus platos de carta me han hecho casi llorar de la alegría, como por ejemplo su tarta de queso o el cochinillo.

Una pena que se dedique tan poco esfuerzo al menú diario... en un restaurante que creo que tiene todos los elementos para ser un gran referente gastronómico, tanto en sabor de sus platos como en presentación.